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LA PATERNIDAD
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Dios,
habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a
los padres por los profetas
Hebreos 1:1
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a Biblia enseña que el ser humano es un ser tripartito,
formado por espíritu, alma y cuerpo (1 Ts. 5:23), por lo tanto el creyente
tiene un Padre del espíritu que es Dios (He. 12:9); un padre del cuerpo, es
decir, el padre biológico y un padre del alma, que es el ministro que lo cubre
(Ti. 1:4; 1 Jn. 2:1; 2:12; He. 13:17).
Dios delegó a los padres biológicos la tarea de preparar el corazón y la
mente de los hijos, instruyéndolos en disciplina y el temor de Dios, pero la
mayoría de los padres biológicos han fallado en esa tarea, de ahí la razón por
la que Dios provee a los padres del alma, ministros que cubren y sustentan
congregaciones, para restaurar la imagen paterna distorsionada, para manifestar
la imagen paterna de Dios. Los discípulos del Señor tuvieron el privilegio de
gozar de la paternidad de su alma a través del Señor Jesucristo, pero al mismo
tiempo eran enseñados a amar, conocer, orar y creer en el Padre celestial, por
eso Jesús dijo: “Voy a mi Padre y a vuestro Padre” (Jn. 20:17).
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os diccionarios definen la palabra
paternidad como un “estado o calidad de padre” (MS Encarta), y padre es aquel
“varón que ha engendrado” (Carozzi). La palabra engendrar se traduce del
griego gennao (Strong g1080) que metafóricamente se utiliza del
acto de gracia de Dios al conferir sobre aquellos que creen la naturaleza y la
disposición de “niños”, impartiéndoles la vida espiritual (Jn. 3:3,5,7; 1 Jn.
2:29; 3:9); para denotar a la persona que por medio de la predicación del
evangelio viene a ser el instrumento humano en la impartición de la vida
espiritual (1 Co. 4:15; Strong 1080, Diccionario Vine); esto viene a confirmar
que Dios toma la iniciativa de impartir su paternidad, por gracia, sobre
quienes se acercan a Él por medio de Jesucristo(Ef. 1:5). Una de las primeras
cosas que Dios enseña es que Él es el verdadero Padre y que no somos huérfanos.
A partir del momento de la conversión, comenzamos a disfrutar de los
beneficios. Veamos algunos de los beneficios de la paternidad:
1.
LA
REVELACIÓN DE QUE SOMOS HIJOS DE DIOS, Romanos 8:15, Gálatas 4:6.
Este es el
primer beneficio que adquirimos, un espíritu de adopción, por medio del cual
podemos acercarnos a Dios y llamarle papito (Abba Padre), y es el Espíritu
Santo quien da testimonio de que somos hijos (Ro. 8:16). Dios nos revela esta
verdad desde el nuevo nacimiento, ya que desea que nuestra relación sea de
Padre a hijo y no una relación lejana, por eso Jesús nos enseñó a dirigir
nuestra oración al Padre (Mt. 6:9; 18:19). Además Jesucristo dijo que Él
prepararía lugar para nosotros (Jn. 14:2), porque el Padre nos da una casa, una
morada eterna (Jn. 8:35).
2.
IDENTIDAD,
1 Juan 3:1, Juan 1:12.
Nuestro nombre
nos da identidad y sentido de pertenencia a una familia. La Biblia indica que
del Padre recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra (Ef. 3:15). En
el sentido natural los hijos son el reflejo de sus padres; por eso el Señor les
dijo a los fariseos que si ellos hubieran sido hijos de Abraham, las obras de
Abraham habrían hecho. Nosotros como hijos de Dios también debemos hacer las
obras que Él hace.
3.
EL
AMOR DEL PADRE, Juan 16:27:
El amor del
Padre nos da seguridad y confianza, por eso la Escritura dice que el perfecto
amor echa fuera el temor (1 Jn. 4:18).
4.
PROVISIÓN
PARA LAS NECESIDADES, Mateo 6:8.
Dios provee
para el cuerpo, alma y espíritu. La Biblia dice que quien no provee para los
suyos es peor que un infiel y ha negado la fe (1 Ti. 5:8). Dios sabe cuál es
nuestra necesidad, y desea que busquemos el reino de Dios y su justicia, y le
pidamos conforme a su voluntad (Mt. 6:33).
El Señor hizo la comparación del cuidado de los padres terrenales con el
cuidado del Padre celestial, diciendo que si
nosotros siendo malos damos buenas dádivas a nuestros hijos, cuánto más
Dios a los suyos (Mt. 7:11), nos provee trabajo, salud, paz, amor, sustento
diario, etc.
5.
DERECHO
A HERENCIA, Romanos 8:17, Gálatas 4:7, Colosenses 1:12:
En cualquier momento podemos disfrutar
la herencia; pues la Biblia dice “el heredero mientras es niño, en nada
difiere del esclavo, aunque sea el dueño de todo” (Gá. 4:1). y para que no
vivamos como el hijo pródigo que desperdició la herencia (Lc. 15:11-13).
6.
TRABAJO
EN SU VIÑA, Mateo 21:28:
El Padre nos
capacita para trabajar en su obra porque nos ha dado de sus dones.
7.
DISCIPLINA,
Hebreos 12:7.
La Biblia
enseña que Dios es padre de misericordia, consolación (2 Co. 1:3), y
disciplina. La disciplina es una manifestación de amor. Disciplina se traduce
del término griego paideuo, y se refiere al acto de
instruir a niños y enseñar y luego corregir, lo que destaca el amor de
Dios, quien primero instruye, si el cristiano no sigue la instrucción, luego
aplica corrección, buscando que el corazón del creyente se presente contrito y
humillado. Cuando el hijo pródigo regresó a la casa, el padre sintió compasión
por él, corrió, se echó sobre su cuello y lo besó. Este es un privilegio solo
para los hijos.
8.
PROTECCIÓN,
Juan 17:11.
El Padre nos
guarda mientras estamos en el mundo porque prometió nunca dejarnos, ni
desampararnos (He. 13:5). Una de las promesas que el Señor hizo fue que
enviaría al otro Consolador para que estuviera con nosotros para siempre (Jn.
14:16-18).
9.
VESTIDURAS,
Lucas 15:22.
Jacob mostro su amor a su hijo José vistiéndolo con una túnica de colores (Gn. 37:3-4). El Padre nos viste con los cinco
ministerios, y también nos da el vestido literal (Mt 6:31-32).
10.
NUEVO
LENGUAJE, Mateo 26:73.
Cuando venimos
a Cristo, Dios nos da un nuevo lenguaje espiritual (Mr. 16:17). Ese lenguaje no lo entiende el enemigo, pero
Dios sí, por eso dice la Escritura que cuando hablamos en lenguas, hablamos
misterios (1 Co. 14:2).
11.
ALIMENTO,
Juan 6:32.
Jesucristo dio
su cuerpo para que todo el que comiera de ese pan viviera eternamente (Jn.
6:51, 58), porque Él era el pan que bajó del cielo (Jn. 6:51); también nos da
el pan de su Palabra (Mt. 6:11), porque no solo de pan literal vivirá el
hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Mt. 4:4).
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er hijos de Dios es un privilegio muy grande que nos inspira a honrar a
nuestro Padre con nuestra forma de vida. Seamos agradecidos y busquemos llevar
mucho fruto para Él porque de esa manera será glorificado (Jn. 15:8)
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